Displasia de Cadera
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La displasia de cadera, también conocida como luxación congénita de cadera, es una dislocación de los huesos que forman la articulación entre la pelvis y el fémur. Si bien se desconoce la causa de la afección, esta se puede deber a bajos niveles de líquido amniótico en el útero durante el embarazo. Aproximadamente, 1 de cada 1000 infantes presentan displasia congénita de cadera.
Los síntomas que se pueden identificar son:
• una pierna más corta
• pliegues en la piel desiguales en muslos o glúteos
• disminución de movimiento del lado en que se encuentra la dislocación
• incapacidad de mover el muslo
La displasia de cadera en bebés se puede tratar tan pronto el pediatra identifique los síntomas en revisiones periódicas. El médico, al escuchar algún chasquido o crujido acompañando el movimiento de la articulación, puede requerir exámenes que rectifiquen el diagnóstico.
Para evitar displasia de cadera en niños se debe detectar en los primeros seis meses de vida del infante. El desarrollo silencioso de la enfermedad puede dificultar su diagnóstico, aunque, en algunos casos, es evidente en el nacimiento la luxación de la cadera.
Cuando se identifica, la displasia de cadera debe recibir tratamiento para mantener las piernas separadas y detener el progreso del padecimiento. Son pocos los casos que requieren de cirugía, por lo general se trata con éxito por medio de arneses ortopédicos.
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